La coleccionista ¿El sexismo obsoleto o actual?

Uno de los grandes representantes de la llamada Nueva Ola del Cine Frances (Novelle Vague), es Éric Rohmer cuyo cine es considerado altamente personal e intelectual. Su obra no es fácil de digerir si lo que se busca es simple entretenimiento. Pero no por ello deja de ser disfrutable, hay que estar en el «mood» apropiado para poder apreciar de manera objetiva los detalles de su cine sin verse arrastrados al aburrimiento y apatía al que se ven sometidos los personajes en sus historias.

Como parte de su filmografía encontramos los llamados «Seis cuentos morales», seis cintas que debaten sobre varios temas que atañen la ética y los valores del hombre común de los años 60s. «La Coleccionista» corresponde al tercer relato de la serie.

La trama

Adrien (Patrick Bauchau) y Daniel (Daniel Pommereulle) son dos amigos en sus treinta y tantos a los que les es prestada una casa de veraneo enclavada en las colinas de la Riviera francesa. Adrien planea desconectarse por completo de sus actividades cotidianas y hacer simplemente nada la mayor parte del tiempo. Pero dicha tranquilidad se ve interrumpida por la presencia de Haydée (Haydée Politoff), una chica de 20 que es invitada por Daniel. Ambos amigos dicen no tener interés en ella, considerándola desde poco atractiva, hasta «básica» en su manera de pensar. Haydée sale cada noche de fiesta a la ciudad con un chico y regresa en las madrugadas con otro distinto, actividad que se repite prácticamente a diario. Daniel pero sobre todo Adrien comienzan a indignarse por el poco caso que Haydée muestra en ellos, desatando un triángulo que nada tiene de amoroso, y que conducirá a los amigos a retar y romper sus propios principios.

La liberación sexual de los 60s

La película trata esencialmente sobre la disparidad entre las interpretaciones subjetivas de los eventos de los personajes principales y otra verdad más amplia que queda a nuestra interpretación.

Frente a la tentadora proximidad de Haydée, una estudiante bronceada y vestida de bikini, ellos (hombres mayores) no puede decidir si hacer un movimiento y tratar de acostarse con esta musa o dejarla en paz. Aquí vemos uno de los temas más recurrentes de Rohmer: la atracción apática.

Lo que va en contra de todas las convenciones cinematográficas, que dicta que el encuentro de un hombre guapo y una mujer atractiva debe de ilustrar una gran pasión narrativa. Pero Haydée no es Marilyn Monroe, una tentación o fuerza irresistible de la naturaleza; es una belleza dulce y discreta, y no una «zorra», un término que los dos hombres siguen arrojándole a la cara.

Ella es sexualmente activa, no de manera inapropiada para su edad, pero se burla de sus acusaciones de que es promiscua, una «coleccionista» de amantes masculinos. No, dice, está «buscando»; hasta ahora no ha tenido «amantes» en el sentido bondadoso de la palabra.

Entonces, ¿por qué estos hombres son tan desagradables con ella? Están enojados porque ella es un bocado bonito que, a sus mentes (sexistas), les impone la obligación de tratar de seducirla; están enojados porque los ha atraído de alguna manera, pero ella no hace el movimiento final por seducirlos (su propio problema, pero lo interpretan como una especie de burla por su parte); están enojados porque ella representa la liberación sexual utópica de una generación que los atrapa a través del juego del amor. Haydée no es la joven más articulada, aunque dice lo suficiente como para poner en duda las interpretaciones de los hombres.

El juicio en manos del espectador

La cinta nos da un retrato muy atrevido y preciso de la psique misógina, snob y soberbia de los hombres en los 60s y no muy distinta de la de hoy en día en muchos casos.

Algo increiblemente notorio es la calma con la que se vivía en la época, y aunque Adrien alude a la situación de no querer hacer nada en su descanso nos damos cuenta que comparada con nuestra realidad actual, la mayoría no sobreviviría media tarde. En un lugar donde solo existen los libros y tirarse al pasto a ver pasar el tiempo.

Los personajes son evasivos, complejos e impenetrables, los cambios tonal repentinos en muchas de las conversaciones son seductores, el paisaje que ocupan es majestuoso, todo genera una tensión que nivela la película con una consistencia fascinante.

Fundamentalmente, Rohmer nunca emite un juicio, sino que deja que la dimensión moral de la película descanse en algún lugar entre su propia narrativa, la de los personajes y la del espectador.

En Conclusión

Para consolidar la apertura, Rohmer hace que Adrien vuelva a un estado de cero al final de la película. Se considera por fin capaz de una libertad absoluta, finalmente despojado de cualquier tentación no deseada. Pero rápidamente se da cuenta de que está plagado de ansiedad, de que las recompensas ilusorias de su victoria fueron solo temporales.

Tal vez haya resuelto su propia situación al darse cuenta de que las aspiraciones a la nada son simplemente ilógicas y que no hay alegría que se pueda obtener de una vida de apatía social y existencial.

Esta cinta es una buena recomendación para una tarde de viernes donde el vacío existencial que se produce entre el ajetreo laboral que termina de la semana y la expectativa de la diversión del sábado se superponen, creando el estado de ánimo perfecto para el cine de Rohmer.

  • Título: La Coleccionista (La collectionneuse)
  • Año de realización: 1967
  • Duración: 1h29m
  • Género: Drama, Romance
  • Origen: Francia
  • Dirección: Éric Rohmer
  • Intérpretes: Patrick Bauchau, Haydée Politoff
  • Clasificación: Para mayores de 13
  • En streaming por Mubi

Curioso de las artes visuales.

TE RECOMENDAMOS