Hay momentos que cambian nuestras vidas por completo, aún sin haber ocurrido hechos o situaciones concretas. Incluso las cosas que no hacemos son las que regresan a nosotros a perturbar nuestra mete más seguido de lo que quisiéramos.
Danyka, el más reciente largometraje del cineasta Michael Rowe gira en torno a un evento específico que en la película ocupa el lapso de un día, pero que bien puede resumirse a unos instantes que serán los que quedarán grabados por siempre en la mente del protagonista.
Las historia comienza cuando Armando (Demian Bichir) y Tere (Lisa Owen) un matrimonio en sus 50s, llegan de visita a pasar la tarde en la casa de playa de una pareja de amigos. Durante una conversación entre los esposos de ambos matrimonios, nos enteramos que la hija adolescente de los anfitriones tiene una amiga que consideran algo «libertina» y que tienen miedo que pueda influenciar a su hija.
Momentos después llegan ambas y Armando entabla conversación con la amiga de nombre Danyka, él de inmediato queda sorprendido por la enigmática presencia, madurez inesperada, afición literaria y obvia belleza de la chica.
La plática va desde lo trivial, pasando por el calentamiento global, política, hasta los traumas adquiridos por ambos al provenir de padres divorciados. El enganche que sucede entre ambos personajes crea una tensión debido a la diferencia de edades, y sobre todo tomando en cuenta que ella solo tiene 16 años. Y desde luego el hecho de que Armando es casado y las consecuencias que podría significar cruzar todas esas líneas.
La película es corta, de apenas hora y media, aún así puede resultar larga para algunos. El director gusta del desarrollo de la historia en tiempo real, prácticamente la mitad de la historia avanza mediante largas secuencias de una sola toma. Con pláticas y caminatas que nos van llevando paso a paso por las emociones de los personajes.
Dichas pláticas en su mayoría resultan naturales y sin ornamentos, las «small talk» entre adultos (clima, trabajo, apariencia, recetas, etc.), tienen una sensación de ser tan obvias que pueden parecer ridículas. Probablemente la intención es esa, minificar el diálogo entre adultos para «elevar» la conversación que surge entre los protagonistas.
El personaje de Armando al ser escritor, utiliza su conocimiento para tratar de impresionar a la chica, al detectar en ella un pequeño atisbo de querer volverse escritora. Y ella con lenguaje corporal, frases e indirectas también trata de causar un efecto en él.
Armando tendrá que librar una batalla interna con sus emociones y deseos para tomar una decisión, la correcta, la ética. Pero el no tomar acción ¿Elimina el deseo y la culpa de querer hacerlo? Recuerdo unas líneas de «Eyes wide shut» de Stanley Kubrik, donde el Personaje de Nicole Kidman reclama a su esposo (Tom Cruise, en la película y en la vida real en aquel entonces) el haber coqueteado con un par de modelos. El responde que no pasó a mayores porque la respeta, a lo que ella contesta: «Entonces lo evitas solo por respeto no por que no tuvieras ganas de c*gertelas». Dejando ver la complejidad de nuestras decisiones internas y lo que nos motiva o limita dentro de nosotros. ¿Es posible no pecar ni con el pensamiento?
El desenlace aunque predecible tiene su dosis de impacto, la manera en que suceden las cosas y el estado de ánimo en el que queda Armando son sin duda para la reflexión. ¿Qué puede dejar más huella en la psique humana? ¿Aquello que hicimos o aquello que elegimos no hacer?
- Danyka: Mar de fondo (2020)
- Director: Michael Rowe
- Protagonistas: Demian Bichir, Lisa Owen y Sasha González
- En streaming por Amazon Prime
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