Reality Bites, un clásico que no pierde vigencia.

La película que define a una generación

Hay historias o narrativas universales que se repiten generación tras generación, una de ellas podría ser la rebeldía adolescente y los primeros amores. Cronológicamente seguiría la etapa del paso a la edad adulta, el inicio de los veintes, con la llegada de las responsabilidades personales, el trabajo y las relaciones serias.

Reality Bites es una película que define una generación de los 90s, aquella que al graduarse de una carrera se enfrenta por primera vez al mundo real. Que encuentra un choque de expectativas entre lo que se sueña y lo que se encuentra.

La trama

La trama es bastante directa y simple, Lelaina (Winona Ryders) es una chica que sueña con ejercer su carrera en los medios de comunicación y que ha empezado con un proyecto personal tipo documental. Grabando momentos espontáneos con sus tres amigos cercanos: Vicky (Janeane Garofalo), Troy (Ethan Hawke) y Sammy (Steve Zahn). Cada uno de ellos aporta un tipo de conflicto distinto a la historia, especialmente Troy; con quien la protagonista desarrolla una relación de odio-amor. Acentuada por la llegada de un tercero, Michael un chico estereotipo del ejecutivo exitoso; interpretado por Ben Stiller que a su vez es el director de esta película.

Así es, el actor que todo mundo ubica por su personaje de modelo narcicista en Zoolander, el pretendiente despistado de Loco por Mary o el guardia de seguridad convertido en héroe en Una noche en el Museo. Stiller debuta en el año 1994 como director con esta cinta completamente opuesta a lo que es su línea de actuación, cosa que volvería a hacer con La vida secreta de Walter Mitty en 2013, demostrando que la cosa seria también se le da.

El encanto de la cinta

La Dura Realidad ha envejecido relativamente bien, es indudable que ver una historia semi contemporánea donde no existe el internet, las redes ni la telefonía móvil (ok, hay un celular en una escena pero es de los de «ladrillo») la puede hacer parecer más antigua. Si dejamos eso de lado, podemos darnos cuenta que los mismos dilemas de entonces aquejan a las generaciones de ahora, incluso de manera mas incisiva debido a las comparaciones generadas por las redes sociales.

Los 90s eran tiempos más ligeros y desacelerados, Troy le dice a Lelaina en una de las escenas clave «Solo esto necesitamos, un par de cigarrillos, un café, una plática, tu y yo y 5 dólares». Y si bien eso igualmente puede ser suficiente ahora para ser feliz (quitemos el cigarrillo), difícilmente es algo con lo que la mayoría de los chicos veinteañeros se conformarían.

Lelaina (Winona Ryder) y Troy (Ethan Hawke)

La película también aborda temas tabú para la época como el VIH y la homosexualidad. Sumados al ya mencionado dilema sobre perseguir tu sueños o trabajar para pagar tus cuentas.

Un punto clave a destacar es que esta es la primera película en Estados Unidos para el multi nominado y premiado 3 veces con el Oscar, Emmanuel Lubezki. Director de fotografía Mexicano que obtuvo este trabajo por una proyección de la cinta «Solo con tu pareja» (fotografiada por él y dirigida por Cuarón en México en 1991) en un festival de cine donde fue vista por Stiller.

La fotografía de la cinta queda inmortalizada con el final de una de las escenas más icónicas, los chicos bailando al interior de una tienda de gasolinera al ritmo del clásico setentero – ochentero «My Sharona». Emulando en imagen a la pintura más famosa del artista americano Edward Hopper, «Nighthawks».

Lo que nos lleva a otro punto clave en el éxito de la película, el soundtrack. El cual vendió en su momento más de un millón de copias, y que compilaba temas como el ya mencionado track por The Knack; junto con temas de U2, Lenny Kravitz, Big Mountain y el clásico Stay de Lisa Loeb.

El legado

El año previo al inicio de la pandemia esta obra cinematográfica cumplió 25 años, y para conmemorarlo el prestigiado festival de de cine de Tribeca reunió a los protagonistas y realizadores de la misma para una proyección y posterior mesa de análisis. Donde coincidieron en que la película aún conecta con las nuevas audiencias y donde Ben Stiller pidió disculpas por la omnipresencia del cigarrillo en prácticamente cada escena de la película, y que contrasta con la realidad actual. Además de mencionar que algo que aprendió del fotógrafo Lubezki es: si no tienes presupuesto y quieres que se vea bello, siempre filma al atardecer.

Reality bites es una catarsis a la crisis de identidad que surge de la transición de la vida de estudiante a la vida adulta. Y en general a cualquier crisis de identidad, nos muestra las impurezas o imperfecciones de la vida, pero que sin su presencia la harían monótona y lineal. Nos recuerda que si bien las cosas no siempre salen como esperábamos, podemos solucionarlas bailando al ritmo de My Sharona.