Ghostbusters: Afterlife; reviviendo la nostalgia

Existen películas clasificadas como clásicos o de culto, algunas son para conocedores otras tantas, la mayoría, se vuelven favoritas del espectador común. De esta forma podemos encontrar dentro de la primera clase para estudiosos del cine cintas como el Ciudadano Kane, Casablanca o Naranja Mecánica; de los cuales pocos se animarían a hacer y ver nuevas versiones por la calidad de las originales.

Y dentro de la segunda clasificación tenemos todas aquellas películas que alejadas de la manufactura del cine de autor, son buenas, entretienen y se vuelven parte de la biografía personal de las personas, favoritas de sus gustos personales.

Podríamos mencionar producciones como «Tienes un email», «Día de la Independencia», Jumanji y la película de la que hablamos hoy, Cazafantasmas.

Estas historias que se ganaron un lugar en las preferencias de la gente, no son por si mismas un ejemplo de la academia cinematográfica, pero fuero éxitos que funcionaron a la perfección y cuya fórmula es difícil de replicar. Aún así por considerarlas películas menos complejas es que varios estudios se han animado a realizar nuevas versiones de las mismas.

Algunas de manera más exitosa como el caso de Jumanji, otras no tanto como el caso de Día de la Independencia. Incluso Ghostbusters ya tuvo intento fallido en 2016, cuando se intentó revivir la franquicia con un cast conformado de solamente mujeres y que se estrelló estrepitosamente en la taquilla; evaporando cualquier posibilidad de secuela o franquicia.

O al menos es lo que se pensaba hasta el hijo del director de las películas originales dio un paso al frente para la realización de esta nueva versión, mezcla entre secuela y re inicio de la serie.

La trama

Callie (Carrie Coon) es una madre soltera con Trevor un hijo adolescente (Fina Wolfhard) y Phoebe, una niña genio (Mckenna Grace); lanzados de su casa por problemas económicos la madre tiene que emigrar junto con ellos a la casa recién heredada de su padre (Egon Spengler, uno de los cazafantasmas originales). Ella lo culpa de haberla abandonado desde niña y sus sentimientos no mejoran cuando llegan al lugar donde se encuentra la propiedad. Una casa en ruinas en la mitad de la nada junto a un pueblo bastante deprimente.

Phoebe empieza a descubrir poco a poco que no se encuentran solas en la casa, y que su abuelo ha dejado detrás un misterio sin resolver, del cual poco a poco se develarán las piezas. De la resolución de este misterio depende que no se libere un apocalipsis para la humanidad.

Apoyándose en la nostalgia

Como lo comentamos al principio, el riesgo de tocar o intervenir este tipo de películas «sagradas» es alto. La versión de hace 5 años fue un aviso de que la gente no estaba abierta a ver una versión distinta de la original.

Si analizamos la versión original de Ghostbusters nos daremos cuenta que su trama es muy sencilla y los gags usados no son tan ingeniosos, pero aún así logra comunicar toda una serie de emociones y sentimientos que nos hacen disfrutarla cada vez que nos encontramos con ella en pantalla.

El tremendo éxito de la original tampoco fue inmediato, si bien en su tiempo tuvo un reconocimiento adecuado, fue con el paso de los años que ganó una especie de añejamiento y que la colocó como una cinta de culto.

Se puede apreciar con la distancia de los años, que la mezcla de humor con terror fue el ingrediente novedoso de la película. Algo así como crear un platillo dulce con salado, algo que en aquel entonces había sido poco explorado; aunado desde luego a la pareja de actores principales Bill Murray y Dan Aykroyd que eran ya queridos y respetados en esa época.

Es por ello que esta película trata de recuperar la mayor parte posible de la esencia de esa primera cinta. Si bien son tiempos muy distintos los que se viven 35 años después, el director elige bien todos los elementos que pueden hacernos gustar esta nueva entrega.

Un poco, esa es la crítica generalizada, que duda de una secuela exitosa de esta cinta ya sin todos los elementos que nos causan la nostalgia de la primera.

Atraer nuevas audiencias

A diferencia del intento de 2016, donde las protagonistas eran todas mujeres de mediana edad, en esta nueva propuesta se buscaron que los personajes abarcaran tres rangos de edad distintos. Empezando por la protagonista y su compañero de escuela que se suma al equipo, los cuales buscan conectar con una audiencia infantil casi pre adolescente.

Mientras que su hermano y la chica que pretende son totalmente adolescentes, la madre y el profesor de ciencias (Paul Rudd) buscan sintonizar con las audiencias adultas que vieron las primeras cintas.

Al entre mezclar simétricamente hombres y mujeres en los roles protagónicos se buscó tener inclusividad de género que ya es algo mandatorio en cualquier proyecto contemporáneo. Además del origen étnico de los personajes que también resulta diverso.

Los suficiente para seguir adelante

La película logra su principal objetivo, entretener y apelar a la nostalgia, si bien nunca hay un punto extremadamente emocionante o de peligro, la cinta deja un buen sabor de boca; en especial por el final que es resuelto de manera muy emotivo.

No sé si alcance para que nuevas generaciones se queden prendados del concepto como sucedió en los 80s, pero sin duda es una cinta que merece la pena verse. Supera por mucho el intento anterior, se nota el involucramiento de los autores originales que aportan un alma a la cinta. Es buen aperitivo para los recuerdos y deja abierto el apetito para una nueva interpretación de este universo cinematográfico casi 4 décadas después.

  • Ghostbusters: Afterlife (2021) 2h4min
  • Director: Jason Reitman, Paul Rudd
  • Protagonistas: Mckenna Grace, Finn Wolfhard
  • Proyectándose en cines.

Curioso de las artes visuales.

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