¡Átame!: una película un poco «loca»

El género Almodóvar

El cine de Almodóvar podría ser un género en sí mismo, sus universos son muy personales y distinguibles. Crea estas realidades alternas que aunque parecen inverosímiles de algún modo nos atrapan.

Su mejor época la podemos encontrar en los 80s y 90s, al repasar su obra con tantos años de distancia es posible observar tanto su evolución como su sello personal que prevalece en la mayoría de sus obras.

¡Átame! es la película que sigue a su gran éxito internacional hasta ese entonces, «Mujeres al borde de un ataque de nervios». Cinta que lo puso en los reflectores del mundo al ganar una nominación a los Oscar como mejor película extranjera.

Por ello la expectativa que generó en aquel entonces su siguiente trabajo, en el que colaboraba por cuarta ocasión con Antonio Banderas que estaba a punto de emigrar a Hollywood.

La trama

Ricky (Antonio Banderas) es paciente de un hospital psiquiátrico, un día es dado de alta y se re incorpora de nuevo al mundo exterior. Él está obsesionado con Marina (Victoria Abril) una actriz de bajos vuelos con la que tuvo en amorío de una noche años atrás. Así que decide secuestrarla para que puedan pasar tiempo juntos y de ese modo ella se enamore de él.

Un Almodovar en transición

Y esa es toda la trama, en realidad es una película bastante ligera que transita entre el drama y una comedia muy sutil. Con pocos personajes y locaciones, de hecho los personajes secundarios poco aportan a la historia y solo nos dan unos breves descansos de la situación que se desarrolla entre los dos protagonistas. Quizás el hecho de que sus trabajos anteriores tenían un ensamble de actores más numerosos con historias entrelazadas hace que empiece a migrar hacia un estilo donde el peso del drama recaiga solo sobre los protagónicos.

Al observar esta película es indiscutible que Almodóvar había logrado un estilo visual y narrativa que transforma locaciones cotidianas en escenarios vistosos y coloridos. Tan solo el edificio y los apartamentos donde se desarrolla la trama poseen una personalidad singular. Y dicha influencia es visible ahora a la distancia en el cine latinoamericano, y en especial en el nuevo cine mexicano de los noventas que exploraba los temas urbanos como en «Solo con tu pareja» o «Sexo, pudor y lágrimas».

Es por demás famosa y efectiva la manera en que el director español ha utilizado el color rojo como eje rector del lenguaje cinematográfico en su trabajo y que en México tendría su equivalente a las primeras películas de Cuarón, donde se apropiaba del verde con el mismo fin.

Un término que se hizo popular por aquel entonces fue el de «las chicas Almodóvar», y que hacían referencia a la actriz que fungía como musa o fetiche para el director durante un par de películas. Recién, Pedro terminaba de mala manera su relación profesional con la actriz Carmen Maura, quien había sido parte de en tres de sus largometrajes previos. Y ahora encontraba en Victoria su próxima chica.

La química que se logra entre Antonio Banderas y Victoria Abril es clave para la película. Victoria logra transmitir la mezcla de una mujer de carácter que ha sobrellevado una vida difícil con la fragilidad de la adicción. Y Antonio Banderas nos convence de ser un «loco de remate» que puede ponerse serio y empático.

Un punto interesante es que la musicalización corre a cargo del maestro Enio Morricone (fallecido apenas en 2020), y que ya había realizado scores memorables como el de «La Misión» y «Cinema Paradiso». Lo que habla de la atracción que había generado Almodóvar en la industria cinematográfica internacional.

En conclusión

Hoy en día sería casi imposible tratar un tema como el secuestro y las relaciones tóxicas de manera ligera y satírica. Y muchas de las situaciones que se nos plantean a lo largo de la cinta no tendrían lugar en la vida actual, pero vaya, no tiene que haber ex patriados en tiempos de guerra para entender «Casablanca». O vivir en Manhattan de los 70s para disfrutar de las historias de Woody Allen. Cada película es testigo y narrador de sus propios tiempos y ¡Átame! es una película que es representativa de un cine más personal con unos toques de ingenio que la destacaban del resto de propuestas iberoamericanas de su momento.