Legados cinematográficos
Son pocas las sagas fílmicas que dejan una huella indeleble o incluso son «parte aguas» de la industria; «Star Wars» y «El Padrino» son un par de ellas. Y en ambos casos fueron revividas décadas después con resultados poco halagadores, con un par de trilogías más en el caso de la saga del espacio y con una tercera parte en el caso de la historia de la familia Corleone.
Matrix fue una trilogía que es definida principalmente por su primer entrega, donde la mitología y expresión visual alcanzan niveles pocas veces visto. Ya incluso las dos cintas siguientes carecían del impacto de la primera. El tema de una realidad ilusoria, de que vivimos una simulación, no es nuevo. Al contrario, es un tema de la metafísica que ha existido por siglos. Y que el mismo cine ya había abordado un año antes en la cinta «Dark City», pero la visión de los hermanos Wachowski (ahora hermanas) fue algo completamente novedoso. Aderezado por uno de los efectos especiales más revolucionarios de la historia, la cámara lenta a 360º o el «bullet time».
La trama
Neo o el Sr. Anderson (Keanu Reeves) es un exitoso diseñador de video juegos, que se volvió famoso por su trilogía de «The Matrix». Pero su vida parece un tanto descolocada, no logra distinguir a veces la realidad de las alucinaciones por lo que recurre a terapia sin mucho éxito. Un día llega hasta él una chica, «Bugs» (Jessica Henwick), quien le confirma que su vida no es lo que piensa y se encuentra dentro una simulación. Y que todas sus alucinaciones sobre una aventura del pasado donde combatía la Matrix son ciertas. Ahora tiene nuevamente la oportunidad de volver a despertar, y la misión de hacer lo mismo con Trinity (Carrie-Anne Moss), su compañera que está atrapada también dentro de la simulación, pero ella sin todavía saberlo.
Una película consciente de si misma
Como se comentaba al principio este tipo de continuaciones conllevan un alto riesgo de aceptación por parte del público, lo cual no es gratuito. No es solo capricho del espectador, es la falta de imaginación de los realizadores para crear nuevas historias, personajes y escenarios. Y la mayoría de secuelas de grandes franquicias caen en el error de tratar de replicar éxitos como si fueran recetas de cocina. Solo que si quisiéramos comprar de nuevo nuestro panqué preferido buscaríamos el original y no la versión alternativa con ingredientes adicionales.
Lo cual de algún modo es expresado directamente dentro de la misma película, como se dice en México «Se curaron en salud», ya que todo el primer acto de la cinta tiene por objetivo dejar claro que esta secuela es meramente por cuestiones comerciales. Dicho de manera franca por uno de los personajes «El estudio dijo que la secuela se hará contigo o sin ti», que fue lo que en la realidad Warner Brothers le planteó a la directora. Este tipo de escenas le aportan una especie de auto consciencia a la obra, donde puede criticarse a sí misma.
Esta primera media hora es la que resulta algo tediosa, y hace tanto uso del humor que empieza a sentirse una parodia. Pero una vez pasando ese punto la historia comienza a levantar y a entrar en un desarrollo interesante. Si bien los efectos visuales y las escenas de acción están presentes a lo largo de la cinta, no son los que la sostienen en esta ocasión como ocurrió en la trilogía original. Es el diálogo el que resuelve y conduce los eventos.
Esto es entendible, cuando Matrix fue estrenada en 1999 estaba llevando al límite la tecnología y estilismo visual que hasta ese entonces no había sido posible de utilizar en el cine. Más de 20 años después, los únicos dos avances significativos en cuanto a cómo la tecnología influye en lo que vemos en pantalla han sido la migración de celuloide a digital y el motion capture para películas como Ávatar. Por ello no podíamos pensar que en esta cuarta parte viéramos algo completamente innovador o que cambiara para siempre el juego del cine como lo hizo la primera.
En conclusión
Es difícil dar un veredicto contundente debido al abolengo que trae consigo el nombre Matrix, como primer punto habría que decir que la trilogía no necesitaba una adición, no había cabos sueltos o más historias que contar. Al menos no con los personajes originales. Pero también hay que reconocer que pudieron integrar de buena manera el argumento principal al mundo contemporáneo, y la adición del personaje de Bugs aporta esa bocanada de aire fresco a una historia que para los nostálgicos nos trae buenos recuerdos.
No es tan mala que deba ser desterrada o borrada de la franquicia, pero tampoco es tan buena que sea algo que recordaremos dentro 20 años como sucede con la pieza original. Así que si ya está hecha, pues hay que verla con las expectativas correctas. Y acostumbrarnos a estas resurrecciones, que vienen más, con películas como «Jurassic Park Dominion» que incluye al cast original de los 90s o «The Flash», que trae de nuevo a Michael Keaton, el Batman original de los 80s.
- Matrix Resurrections (2021)2h 28m
- Director: Lana Wachowski
- Protagonistas: Keanu Reeves, Carrie-Anne Moss, Jessica Henwick
- En streaming por HBO max