KIMI: la tecnología indiscreta

En la actualidad la oferta y demanda de servicios de streaming es tan grande que hace a las plataformas producir series y películas a la velocidad y cantidad que una cadena de fast food hace donas.

Obligadas a estrenar cada semana una nueva producción nos encontramos mayoritariamente con obras mediocres y de relleno, y eventualmente nos logran entregar alguna pequeña joya. Es el el caso de la cinta que revisamos hoy, Kimi.

Un proyecto bien logrado y en el que de inmediato se nota la mano de su realizador, el afamado y viejo conocido Steven Soderbergh que se dio a notar a finales de los 80s con su película «Sexo, mentiras y video». Y que posteriormente realizó proyectos como la saga de «Ocean 13», «Erin Brockovich» o «Traffic» por la que ganó un Oscar al mejor director.

Con un estilo de dirección propio, Soderbergh se podría decir hace cine de autor y en esta ocasión nos entrega una pieza bastante contemporánea.

La trama

Angela Childs (Zoë Kravitz) es una desarrollada informática que trabaja desde su casa, no solo porque en el mundo se vive una pandemia, si no porque sufre de agorafobia (miedo a los espacios abiertos), y demás TOC (Trastorno Obsesivo compulsivo). Lo que le complica llevar una vida social y el aislamiento parece haberle sentado mejor a su estilo de vida.
Su trabajo consiste en descubrir errores de comando en un gadget digital llamado KIMI, una bocina inteligente que es el equivalente de Alexa de Amazon o Nest de Google. Asistentes virtuales que te escuchan todo el tiempo y mediante los cuales puedes controlar toda la doméstica digital. Un día entre los comandos que revisa encuentra la grabación de lo que parece ser un asesinato a una mujer, Angela empieza a indagar con la ayuda de un colega que le ayuda a traspasar las barreras de seguridad que la misma empresa para la que trabajan ha colocado. Todo ello comenzará a destapar una conspiración corporativa que pondrá en peligro a Angela y la obligarán a salir de su zona de confort y seguridad.

Una película actual

Algo que distingue a la película de inmediato es la inclusión del COVID-19 dentro de la trama, no como algo relevante o determinante. Simplemente como parte del entorno, como un elemento más, tal como lo puede ser el clima o la situación política. Hasta ahora las grandes producciones que se han realizado durante estos dos últimos años han ignorado la situación, series y película se desarrollan en un universo «covid free». Ahora que ya es un evento asimilado, su presencia en la cinta se siente natural y hasta aporta autenticidad a la historia.

Un Hitchcock 3.0

Durante generaciones hemos visto películas inspiradas en la clásica «La ventana indiscreta» del maestro del suspenso Alfred Hitchcock. El voyerismo siempre ha sido un tema que refleja parte de la complejidad del ser humano, y resulta por demás interesante para crear conflictos en las tramas. Lejos quedaron los días en donde la intimidad de las personas solo queda al descubierto por no cerrar las cortinas de su casa, ahora con la tecnología, las indiscreciones y posibles espionajes están en el bolsillo y la casa de cada individuo.

Y eso es parte importante de la crítica social que deja entre ver la película, cuando los celulares se empezaron a masificar nadie imaginaba que cobrarían tanta relevancia en nuestro comportamiento. Lo mismo cuando hace algunos años se empezó a hablar del internet de las cosas, tales como electrodomésticos y los asistentes virtuales, no se esperaba su relevancia a corto plazo. Y si bien aún distamos en países del tercer mundo a tener un hogar tecnologizado, la mayoría de la gente ya tiene parte importante de su vida almacenada en un celular o en alguna nube que se encuentra en un servidor de un país remoto.

Estas nuevas formas de comportamiento de nuestra sociedad sin duda hubieran sido un semillero de ideas para Hitchcock, y esta película nos hace imaginar lo que una obra de suya podría haber sido de haber vivido en estos tiempos.

Como casi siempre, el director gusta de hacer solo la gran parte de sus películas, incluyendo fotografía y edición; utilizando seudónimos para no tener conflictos legales con los gremios. Ello le permite tener un control total sobre el look and feel de sus obras, por lo que podemos apreciar una narrativa audiovisual inquietante y enganchante que aunado al corto tiempo que dura (apenas hora y media) logra mantenernos atentos la totalidad del filme.

La interpretación que Zoë Kravitz le da a su personaje es impecable y logra comunicarnos cada una de las manías y afecciones que la atormentan. Dotándola de un personalidad única y entrañable. La hija del legendario cantante Lenny Kravitz y la también actriz Lisa Bonet ya tiene una trayectoria respetable, pero este año puede ser clave para ella, quizás no por este filme pero si por su próxima aparición en «The Batman» como gatúbela. Lo que le puede dar la exposición masiva para consolidar su carrera.

En conclusión

Kimi es una película acorde a los tiempos que vivimos no solo por su crítica social sobre el acecho de la tecnología en nuestras vidas. Si no por incluir el tema de la pandemia como algo natural dentro de la historia. Esta cinta que fue una producción hecha para su distribución directa y en exclusiva para la plataforma de HBO max, es una buena opción para disfrutar por la noche de este fin de semana, así que.. Alexa, apaga la luz y reproduce Kimi por favor…

  • Kimi (2022) 1hr29min
  • Director: Steven Soderbergh
  • Protagonistas: Zoë Kravitz
  • En streaming por HBO max

Curioso de las artes visuales.

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