Durante la última década una de las figuras públicas más controvertidas ha sido Elon Musk, el magnate tecnológico de origen canadiense. Bautizado en sus inicios como el «Iron Man o Tony Stark del mundo real», logró ganar reconocimiento y fortuna primero con PayPal y posteriormente con su empresa Tesla, líder hasta la fecha en el desarrollo de autos 100% eléctricos.
Su siguiente objetivo o sueño más grande fue la conquista del espacio con su empresa SpaceX, que tiene como meta colonizar Marte, y que lo ha puesto en una batalla de egos personales con sus símiles magnates Jeff Bezos (Amazon) y Richard Branson (Virgin).
Musk se ha distinguido hasta la fecha por un pensamiento crítico y una actitud desafiante hacia lo convencional, gusta de ser distinto y marcar tendencia no solo en su campo si no en todo lo que hace. Como el matrimonio inesperado con la cantante de Synth-pop Grimes, y mas inesperado aún el nombre a su primogénito de ambos X AE A-XII, o aún más sorprendente el nacimiento de su segundo hijo Exa Dark Sideræl, ya separados y concebido en mutuo acuerdo por gestación subrogada.
Nada es convencional o cotidiano para Elon, que aún siendo millonario vive como el vecino de al lado, y que Grimes cuenta tenía que convencer de comprar un colchón nuevo, a lo que él se negaba rotundamente.
Elon tiene un nuevo sueño, un nuevo objetivo, hace unas semanas anunció la compra de acciones de Twitter, su red favorita, a través de la cual se le ha señalado de mover el mercado y las acciones de sus empresas con tan solo escribir unos cuantos caracteres.
Unos días duró su posición como accionista, no llegó ni a sentarse en la mesa directiva de Twitter, alegando falta de libertad tanto al exterior como al interior, declinó formar parte de la misma. Y entonces lanzó «la bomba», una oferta para comprar a la red social y hacerla privada completamente, de mando único, el suyo desde luego.
Twitter se resistió, lanzó su defensa para evitar una adquisición hostil, pero no tuvo el efecto deseado. Y si, a pesar de no querer ser comprada, fue vendida finalmente.
Qué le depara a la red social, es una incógnita, nadie puede asegurar que bajo el mando de Elon sea mejor, ni peor. Como lo ha sido hasta ahora, si bien es un medio de comunicación que ha impulsado hechos históricos como lo sucedido en Egipto, o ser plataforma de movimientos como el «Me too», también es una red que le dió voz a Trump, y en el que siempre han circulado grupos y formas de pensamientos extremistas.
Es difícil predecir el tipo de libertad que imagina, planea y promete Elon Musk, al momento Twitter censura a la vez que permite, en una dicotomía que confunde, que polariza. Una red que nos vuelve expertos a todos en el tema en tendencia.
Facebook y Mark Zuckerberg hace años que empezaron a quemar su reputación que buscan re etiquetar con el proyecto del metaverso. ¿Será Elon Musk el que inicie una nueva era de las redes sociales? Probablemente si, lo que habrá que descubrir con el tiempo es si la historia lo recordará como héroe o como villano, porque parafraseando precisamente una película de super héroes, «con gran poder, viene una gran responsabilidad»
