La película que definió a Marilyn

Cómo añejan los filmes

Este verano se cumplen 65 años del estreno de «La comezón del séptimo año», más de 6 décadas pueden añejar y mejorar o bien evaporar y diluir por completo la esencia de una película. En este caso en particular es difícil llegar a una conclusión objetiva.

La película al estar situada en un contexto definido en tiempo y forma (Nueva York, años 50’s), muestra de manera transparente y directa el estilo de vida e ideología de la clase media de aquellos tiempos. La cual en comparación con los estándares actuales nos puede parecer ridícula, inocente y hasta aburrida; por lo que hay que ser cautos al momento de analizarla.

En este filme de comedia, Richard un hombre de mediana edad, queda solo en su apartamento cuando su esposa e hijo se van de veraneo mientras él debe cumplir con su trabajo como editor de libros de bolsillo. Al mismo tiempo llega a vivir al piso de arriba una rubia espectacular (Marilyn Monroe desde luego) que despierta en el protagonista la tentación de ser infiel en su matrimonio por primera vez después de 7 años de casado.

Richard, en esos momentos edita el libro de un psicólogo acerca del comportamiento masculino, y encuentra la definición de su problema descrito como «La comezón del séptimo año». Un momento clave donde el hombre es proclive a la infidelidad, hecho que lo angustia de sobre manera y debido a su enorme imaginación fantasea con los escenarios posibles de su aventura, tanto los placenteros como las consecuencias funestas de ello.

El reto

Basada en una obra teatral de Broadway, esta película se encontró con enormes dificultades para su realización. Pues en la puesta en escena, la infidelidad era tratada y mostrada directamente.

Pero en el cine de aquella época existía lo que se llamaba el departamento de censura, que se encargaba de que las tramas fueran aptas para todo público; entre otras reglas estipulaba que el adulterio no debía ser objeto de risa. Lo que dió al director Billy Wilder la enorme tarea de mostrar y no mostrar a la vez dicho tema. Años después la industria fílmica solucionaría esto con las clasificaciones de las películas que conocemos hasta la actualidad.

Al no poder hacer uso completo de la trama original de la obra, la película carece de las situaciones suficientes que le den el ritmo necesario para mantener un interés continuo. Si se tratara de cualquier otra película, con otra actriz, nadie se acordaría de ella ahora; no se escribiría al respecto 65 años después. Pero estamos hablando de Marilyn Monroe.

La historia detrás de la imagen

Habiendo ya tenido un par de filmes exitosos, esta es sin duda la confirmación de su estrellato. Y no es para menos, la imagen icónica de su vestido blanco siendo levantando por el viento proviene de esta película. Esa imagen que ha sido replicada en innumerables afiches, tazas, camisetas, libros y revistas. Tuvo su primera aparición como un enorme espectacular, una gigantesca foto de varios pisos de altura en una de las principales avenidas de Nueva York como parte de la promoción del estreno.

Esa imagen, esa escena inmortal, que muestra a una risueña y coqueta Marilyn, fue a la vez motivo de tragedia y tristeza para ella. Filmada originalmente en la calle, atrajo multitudes esa noche; misma noche que su esposo de 8 meses el famoso beisbolista Joe DiMaggio escogió para visitar a su esposa.

Al llegar a la locación no toleró que su esposa se mostrara así ante la mirada de tantos hombres; esa noche discutieron y fue el detonante de su divorcio. A final de cuentas dichas tomas no se usaron por el barullo ensordecedor de la gente, y tuvieron que re crearse posteriormente dentro de un estudio.

Durante el resto de la filmación Marilyn estuvo notablemente perturbada, ya se sabía de sus dificultades para concentrarse y la frecuencia con la que olvidaba sus líneas. Situación que se vió agudizada por la depresión causada por su separación y el medicamento que tomaba para combatir dicho estado de ánimo. Aún así Billy Wilder fue capaz de extraer quirúrgicamente brillantes destellos de la actriz.

Cada línea hablada, cada expresión y mirada de ella, saca por completo del anonimato al resto de la mediana película. Si bien el potencial histriónico de Monroe quedó demostrado en Niagara, uno de sus pocos papeles dramáticos y el único de villana. Aquí por momentos muestra una naturalidad, entusiasmo y carisma que quizás solo alcanzaría en Una Eva y Dos Adanes (del mismo director por cierto).

La persona detrás de la actriz

Tal vez es cierta aquella teoría de que los actores más memorables son aquellos que se representan a sí mismos en pantalla. Y en esta película en algunos diálogos parece hablar no el personaje, si no directamente la mujer que lo interpreta. Cuando se entera que el protagonista está casado, ella se alegra (ingenuamente), porque así él no le pedirá que se casen; pues todos los hombres le piden matrimonio casi inmediatamente después de conocerla, y un hombre casado ya no puede pedirle eso. Al tiempo que Richard ya fantasea con conquistarla.

La belleza que la llevó al estrellato, es la misma que le causó una vida turbulenta por el asedio y acoso de cuanto vecino, productor o fotógrafo con el que cruzaba palabra, y hasta por el mismísimo presidente de los Estado Unidos.

Así esta película que la colocó en la cima de su carrera, es causa de uno de los episodios más bajos de su vida personal. Por eso sería injusto no recordar o mirar de vez en cuando esta película después de 6 décadas, quizás no por la calidad de la historia, o las actuaciones de sus colegas. Es mirarla por lo que significó en la vida Marilyn, y saber que detrás de esas sonrisas encantadoras que nos regala en cada escena no hay una «rubia boba» como muchos la calificaban. Si no un ser humano que destacaba y brillaba «a pesar de», una flor efímera que florecía a través de una grieta en el asfalto.

  • The Seven Year Itch. 1955.
  • 1h 45min
  • Director: Billy Wilder
  • Actores: Marilyn Monroe, Tom Ewell

Película a la venta y renta en iTunes de Apple

Curioso de las artes visuales.

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