Una película en una escena: Perfume de mujer

¿Qué hace de una película un clásico?

Era lo que me preguntaba antes de ver está película, ya que el objetivo de estos reviews es centrarse en ellos. No solo es el paso del tiempo, una actuación memorable, un actor reconocido o algún galardón ganado. Todo lo anterior son características reunidas por este filme, pero también por muchos otras cintas que la gente casi no recuerda.

Un ingrediente fundamental para ser un clásico es quedarse en el imaginario colectivo con alguna escena entrañable, una imagen en particular que se convierte en una especie de postal cinematográfica que es reconocible por casi cualquier persona. No importa si eres un cinéfilo empedernido o simplemente un espectador de fin de semana con palomitas.

Hay imágenes que nos retratan una película entera, que condensan en unos minutos la esencia de la historia, destilando la emoción clave que desean transmitir los creadores de la misma en tan solo una escena.

Perfume de mujer se encuentra grabada en la memoria colectiva por la escena del baile de tango, entre un maduro y retirado coronel invidente y una bella chica veinteañera.Tan inverosímil como fascinante, tan cliché como inesperada. Es la piedra angular de una historia que contrapuntea extremos.

Opuestos que se complementan

Por un lado tenemos a Frank (Al Pacino, ganador del Oscar por esta actuación), un duro y amargado ex militar que ha perdido la empatía y las ganas de vivir desde el accidente que le quitó la vista. Y en el otro extremo, Charlie (Chris O’Donnell), un introvertido y sencillo estudiante de bachillerato, becado por su excelencia académica en un colegio que jamás podría pagar de otro modo; y en el que apenas empieza a conocer y vivir los problemas de una vida adulta. El cruce fortuito de las vidas de tan distintos personajes es propiciado por un simple anuncio en el periódico escolar al que responde Charlie.

A lo largo de la película estos extremos se nutrirán el uno al otro, la falta de espíritu y conciencia en el coronel que intenta ocultar con una desmedida búsqueda de placeres mundanos, es renovada por la integridad y empatía que muestra el chico.

Charlie a su vez emerge de una actitud pasiva y sosegada para confrontar con sorpresiva valentía al coronel, poniendo en riesgo su propia vida. Y que su vez le servirá para enfrentar al director del colegio en el que estudia, donde al volver del fin de semana debe tomar una decisión frente a una asamblea estudiantil que puede arruinar su futuro por completo.

La película nos recuerda que los problemas de adolescente pueden ser tan determinantes como los de la gente madura y viceversa. Cada etapa de la vida tiene sus complicaciones.

Desde la perspectiva de Frank los problemas de un adolescente parecieran ridículos, elementales. Para Charlie, los problemas del coronel parecen insensatos y testarudos. Desde la juventud se tiene la vida por delante, desde la madurez se tiene la experiencia. Ninguno de los dos está en lo correcto o en el error, son dos ángulos desde los que se aprecia la vida y que colapsan en un momento dado para encontrar el justo medio.

Lo que nos regresa de nuevo a la escena de tango, y a un diálogo que resuena a lo largo de la película y que el mismo Charlie utilizará posteriormente en su confrontación crucial con el coronel. Éste se da cuando Frank intenta convencer a la bella chica de bailar con él:

Donna – Tengo miedo de equivocarme

Frank – No hay equivocaciones en el tango, no como en la vida. Es simple, es lo que hace grandioso al tango. Si te equivocas, si te enredas, solo sigue adelante con el tango.

Esta película en cierto modo nos invita a ver que somos nosotros mismos los que creamos nuestros propios dramas cuando el destino no nos favorece. En esos momentos en que la vida se nos complica y parece que nos hemos equivocado o enredado, no hay que pensarlo demasiado, no hay que rendirse; simplemente hay que seguir adelante con el tango.

  • Scent of a woman. 1992
  • Director: Martin Brest
  • Actores: Al Pacino, Chris O’Donnell
  • En streaming en Netflix

Curioso de las artes visuales.

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