American Beauty, la belleza está en los detalles.

Hay películas que necesitan verse dos veces para obtener una perspectiva completa de la obra, y por dos veces no me refiero seguidas o con días de diferencia. Si no con décadas aparte. Una cuando se es joven y otra cuando se es maduro.

American Beauty es una de estas piezas que requieren añejamiento para reconocer por completo los ingredientes que la conforman. No es que si la ves únicamente de joven o ya entrado en años no te comunique el mensaje, pero sin duda éste crece con ambas perspectivas.

La trama

Está película ganadora del Oscar en el año 2000, cuenta la historia de Lester (Kevin Spacey) un padre de familia promedio que vive en los suburbios, casado con Carolyn (Annette Benning) y padre de una adolescente, Jane (Thora Birch). Todo transcurre en una monotonía «normal» de un hogar no solo americano, si no de cualquier urbe contemporánea.

En la narración inicial Lester nos advierte que un año ya estará muerto, está en un punto de su vida donde todo lo siente cuesta arriba. Su esposa por el contrario pareciera es exitosa y tiene todo bajo control.

La trama da un giro cuando Angela (Mena Suvari) una amiga de Jane entra a escena, Lester queda prendado de ella, y Angela por diversión le da alas; provocando en Lester un renacer de sus expectativas por la vida.

Más que un «crush»

Dicho enamoramiento va más allá del resultado de una crisis de la mediana edad, Lester adquiere un segundo aire, una sensación de «vivir la vida» y no que sea la vida quien lo viva. No le importa renunciar a un trabajo de oficina para volverse un cajero de comida rápida. Ni probar una vida menos «segura».

En tanto su esposa Carolyn empieza a darse cuenta que todo lo que creía que era importante para ella comienza a desmoronarse, su vida perfecta solo lo era en apariencia. La vida en sentido contrario de ambos personajes que se intercambian de dirección a mitad de la película, nos hace reflexionar sobre cuál es la verdadera felicidad. El éxito en apariencia aunque sin motivos o inspiraciones profundas. O la vida impredecible, sin convencionalismos; pero arraigada en un sentido de libertad y autenticidad.

En una subtrama Jane la hija adolescente, se enamora de Ricky (Wes Bentley) el hijo del vecino, un chico raro que filma todo, todo el tiempo. Aunque de inicio se nos presenta como un personaje que pareciera desequilibrado, conforme avanza la historia pareciera el más «cuerdo» de los personajes. Y es quien nos obliga a contemplar a través de sus videos sus reflexiones sobre la belleza de la vida, o por lo menos lo que él considera bello.

Distantes edades, distintos matices

Ver esta película con dos décadas de diferencia me hace entender la historia desde dos perspectivas, en su momento la vi en el cine siendo universitario y con las expectativas de la vida por delante. Me hizo consciente de mirar atentamente las cosas simples, pero como cualquier joven, esto no es posible la mayoría del tiempo. El cual se nos desliza continuamente entre las manos.

Hoy a más de 20 años reconozco en ella otros matices, más cercanos al personaje de Lester, no pensar que por la edad las cosas solo pueden empeorar. El dejarse de apariencias y ser más uno mismo.

Desafortunadamente para Lester, y no es spoiler, pues el protagonista lo profetizó al principio, su camino en la vida se verá truncado por un acontecimiento trágico y fortuito. Nadie de nosotros sabe dónde y cuándo terminará nuestro camino, y por ello la importancia del mensaje de esta cinta, de mirar atento a todas las cosas. No perder el tiempo en aquello que nos hace infelices solo por guardar las apariencias. Y empezar cuanto antes a ser nosotros mismos, no la semana que viene, ni mañana, si no hoy. Porque como diría Buda, el gran problema del hombre es que cree que tiene tiempo.

  • American Beauty (1999)
  • Director: Sam Mendez
  • Protagonistas: Kevin Spacey, Annette Benning, Thora Birch
  • En streaming por Netflix

Curioso de las artes visuales.

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